Acababan de terminar de hacer el amor. Envueltos en las sabanas mientras se miraban. La ventana estaba cerrada para ahogar sus gemidos pero ahora querían dejarlos escapar al viento, así que él se levantó a abrirla. Ella pensó en algo; no habían follado, ni habían tenido sexo, habían hecho el amor. Eso le sacó un suspiro con tintes de tristeza y alegría, se había entregado por completo a alguien a quién no conocía, ni él lo conocía a ella. Se acurrucó entre las almohadas mientras él llegaba.
- ¿Sucede algo? - Preguntó él mientras tocaba su hombro y se acomodaba para abrazarla.
- ¿Te das cuenta de lo que hemos hecho?
- Sí, el amor.
- ¿Sólo eso?
- ¿Qué más puede ser? Hicimos el amor y ya. Con todo lo que eso conlleva, con caricias, con ternura, con los juegos de mirada, con explorar nuestros cuerpos y entregarnos.
- Sí, fue solo eso. - Él la beso en la parte de atrás de su nuca.
- No seas tonta y pienses en cosas innecesarias, ahora estamos tu y yo, existimos en mi habitación por esta noche.
- Eres tierno. - Esta vez ella se dio vuelta y se besaron en la boca. - Pero para hacer el amor deben existir sentimientos... ¿Te gusto? - Él la miró fijamente y comenzó a acariciar lentamente sus mejillas, ella intentó mantener la mirada pero no fue capaz.
- ¡Claro que me gustas! - Él era tan entusiasta a veces. - Si no, no estaríamos acá, me gustas y cuando te vas te extraño, es normal. ¿Por qué tanto rodeo?
- Me siento rara ¿sabes? todo esto, sabes que no me gusta la ternura, ni el cariño ni las cosas sentimentales pero tú eres justamente todo eso y estoy acá, mirándote, sintiéndome avergonzada cuando me tocas. Abrázame ¿quieres?
Él la abrazó fuertemente por las caderas y siguieron fundiéndose en besos y miradas, a veces abrían los ojos en la mitad de un beso y sonreían, eran únicos. Al final comenzaron a jugar con la punta de sus narices, entrelazaron piernas y por primera vez sus dedos.
- Tengo miedo. - Dijo ella mientras apretaba sus dedos con los de él. - A qué todo esto pase.
- ¿Qué es todo esto? ¿Somos algo?
- De muy tierno pasas a ser frío.
- Lo lamento. Siempre he pensado, desde que te conocí, que yo solo soy esto, alguien con quien puedes ser tu misma.
- ¿Yo misma? Yo soy así con todos.
- ¿Haces el amor con todos? ¿Extrañas a todos? Supongo que también te sonrojas con las miradas de todos.
- Tú ganas, eres diferente. Lo eres. No sé por qué contigo me nace ser así, ser amada, entregarme. Todo esto es falso, lo sabes, me siento amada pero no lo soy.
- Y yo me siento igual ¿Crees qué me siento bien cuando te vas y no te vuelvo a ver por mucho tiempo? ¿O que no he pensado en la posibilidad de que haya alguien que sea mil veces mejor que yo? Posiblemente esa persona exista pero tengo miedo de que la conozcas. Yo tampoco quiero que esto pase.
- Entonces seamos novios.
- No. No lo soportaré. Que te vayas y vuelvas a tu mundo, esto, esto de ahora es solo una ilusión, un punto aparte. Nosotros tenemos nuestras vidas.
- ¿Y eso qué? Quiero estar contigo, me he dado cuenta hoy, luego de tantas noches juntos, te quiero y quiero estar a tu lado.
- Estoy feliz, pero esto no puede ser. Aún no te vas y ya te estoy extrañando, aún no somos novios y ya te estoy celando. Lo mejor es no, dejemoslo así tal cual estamos.
- Bien, me has rechazado.
- Sí, lo he hecho.
- Que pesado te pones.
- Pero no me des la espalda.
- Ahora quiero dormir, tengo un sueño terrible gracias a tus palabras.
- ¿No que yo era el poeta?
- Sólo cállate.
- Quizás lo haga pero quiero que sepas que antes de todo esto, inclusive antes de acostarnos por primera vez yo ya tenía sentimientos por ti. Sí, eran fuertes, y lo que siento ahora son los pedacitos. Me destrozaste cariño cuando estuviste conmigo y luego te marchaste, me hiciste añicos.
Ahora las palabras le habían hecho perder el sueño. Solo quería escuchar sus palabras, así que ella se volteó y volvió a mirarlo.
- Sigue.
- ¿Con qué?
- Dime todo lo que has sentido.
- Me destrozaste, cuando tu olor se fue de mis sábanas, cuando no sentí tu cabeza en mi pecho ni tus caderas al despertar, me sentí mal y por eso comencé a necesitarte pero si te tengo conmigo ya no te necesito. Quiero necesitarte.
- Pareces un niño pequeño encaprichado con un dulce.
- Quizás simplemente sea eso, soy bastante inmaduro.
- ¿Entonces por qué me invitaste a venir a tu casa de nuevo? ¿Solo por que me necesitabas?
- Sí.
- Que egoísta.
- A lo mejor lo sea pero a veces me dan unas ganas terribles de verte, ni si quiera de acostarme contigo, sino de verte, de sentirte cerca.
- Muy conmovedor pero sigue siendo egoísta.
- Ya te lo dije, quizás lo sea y quizás lo sea demasiado.
Se quedaron en silencio por largos minutos. Ella no podía entenderlo. Sí tanto daño le había hecho en el pasado porque simplemente no aceptaba tener una relación con ella. Seguía sin entenderlo pero lentamente sintió cosquillas en su espalda, quiso ser seria pero se le escapaban pequeñas sonrisas. Él sabía donde tocarla y volverla loca. Se conocían más de lo que querían aceptar. Se resignó en un instante. No serían nada, así que solo debía estar con él en este tipos de noches.
- Pensándolo bien... ¿Crees que seríamos una buena pareja?
- ¿Y ese cambio?
- No lo sé, es que, ahora que lo pienso es primera vez que te digo que tengo sentimientos por ti. ¿Recuerdas la primera vez que nos acostamos?
- Cómo olvidarla... borrachos y riéndonos.
- Para ese entonces yo te odiaba. - Ella abrió sus ojos como si hubiera visto a algún fantasma. Le sorprendió esa confesión. - Te odiaba tanto pero a la vez me gustabas tanto. Hablábamos mucho pero nos veíamos poco y cuando nos veíamos sentía que me ignorabas. Yo solo quería entrar un poco más a tu mundo pero tu no me lo permitiste hasta esa noche en que nos emborrachamos y fuimos a dar a mi habitación: A mi cama, exactamente.
- Quiero aclararte que si me acosté contigo esa noche no fue por culpa del alcohol, si hubiese sido por eso, las incontables noches e incluida esta no hubiesen existido.
- Lo sé, lo tengo claro, a lo que quiero llegar es que creo que ese odio hasta hace unos momentos atrás seguía latiendo aquí. Desde hace ya un tiempo que no solo tenemos sexo si no que es algo más pasional, los besos y las caricias son distintas a una mera noche de placer y lo sabes y debido a eso estoy realmente confundido.
- Yo también por eso te he dicho que quiero ser tuya solamente y si no te deje entrar era por algo mío, simplemente mío, eras un buen... - Él no la dejó terminar.
- ¿Un buen amigo y no querías hacerme daño?
- ... Exactamente.
- Eso ya lo he escuchado muchas veces... Quizás le doy demasiada importancia a cosas que sucedieron hace mucho.
- Las cosas del pasado ya no pueden ser cambiadas, deja de inventar excusas y tan solo intentemos algo.
- No todo sana ni se olvida con el tiempo. Nos conocimos en circunstancias horrendas, yo había terminado con quien pensaba que era el amor de mi vida, la madre de mis hijos y la única mujer que querría en el mundo. Al año o año y medio de terminar con ella te conocí y me pareciste una mujer auténtica, aquella noche en la fiesta, me acerqué a hablarte porque me interesaste y luego comencé a conocerte pero algo me frenaba y te frenaba a ti.
- ¿Así que lo sabías?
- Sí, solo era una suposición pero ahora lo creo firmemente.
- Es verdad, yo también habia terminado con el hombre que pensé que me haría suya por siempre pero la diferencia es que no habia sido hace un año, si no hace tan solo dos meses y la herida sangraba, la tuya también.
- Sí, lo lamento, he sido terco. Hasta hace poco yo no me veía capaz de estar con nadie, pasé los momentos mas intensos de mi vida con esa mujer y debido a ella era incapaz de vivirlos con alguien más. Esta herida me ha dolido demasiado tiempo.... El suficiente. Durante mucho tiempo solo he muerto un poco cada noche y los latidos y recuerdos de mi propio corazón me engullían por las noches, me transportaban a un lugar desconocido, lleno de oscuridad y solo podía escuchar mi corazón latir. Era tenebroso. - Él calló por unos minutos esperando una respuesta pero ella lo miraba fijamente, fascinada por sus palabras.
- Continúa, desahógate, este es el momento para que hablemos todo, porque tengo la extraña sensación que todo cambiará entre nosotros luego de esta noche.
- Incluso ahora puedo ver mi vida pasada, y tienes razón, luego de esta noche las cosas entre nosotros van a cambiar, tienen que cambiar. Si miro adelante, están el cantar de los pajaros, el amanecer, los sonidos de los autos, las tazas de café, el olor de las hojas de los libros que leo, el sonido de las teclas del computador cuando me siento a escribir, están los ladridos de mi pequeña perrita pero nada de eso me vale, porque si miro hacia el frente esta todo desolado y desierto, porque esa mujer a la cual amé tanto no está. - Ella puso una cara de tristeza y la ocultó, se sintió abatida porque ella sentía lo mismo pero ahora mismo era capaz de verlo a él. No era recíproco. - Pero ahora, si miro a mi lado, estás tú. Durante mis noches miraba a la luna y sabía que iba a llegar alguien más, que nos íbamos a gustar, a amar, a pasar cosas, sabía que llegaría alguien que me ayudaría, que me salvaría. Hace tiempo, inconscientemente te negaste a ayudarme, pero ahora que dices que quieres estar conmigo me hace feliz. Inmensamente feliz. ¿Hasta cuando iba a estar hundiéndome por alguien que no vale la pena? Posiblemente seamos una buena pareja, tendremos nuestros problemas y lo que es más seguro, más adelante nos despediremos de buena o mala manera. Hasta que llegue ese momento, déjame quedarme a tu lado.
Ella lo abrazó y se besaron, se acariciaron y sin darse cuenta estaban haciendo el amor, suspiraban, se amaron más de lo que ya lo habían hecho y se aceptaron, aceptaron sus heridas, sus decepciones y sus frustraciones. Al acabar, se levantaron, pusieron sus pijamas y se acostaron, ya habían hecho el amor lo suficiente, lo que les quedaba era vivir, era vivir juntos.
- Creo que la respuesta está dicha. - Ella le tomó la mano. - Voy a permitirte quedarte a mi lado, todo el tiempo que quieras. Eres fantástico, un tipo tierno y que tiene clara las cosas, siempre te vi de esa manera, y me cuesta reconocerlo pero también te veía como un mujeriego, solo pensaba que era alguien más, hasta hace un tiempo, que comenzaste a hacerme tuya en vez de solo darme placer.
- Ahora conoces algo más de mí, ojala no pienses de mí de esa manera nunca más.
- Yo sé que pensaste mal de mí.
- Sí, pero me superaste, porque a pesar de comenzar siendo sexo terminé haciéndote el amor, extrañándote y necesitándote y ahora eres mía.
- Solo prométeme que en estos momentos solo pensarás en mí y yo solo pensaré en ti.
- Ahora mismo nadie más podría estar en mi cabeza. Aún así si sigo mirando a delante veo el paisaje desierto pero ahora es distinto porque te tengo de mi mano y sé que caminaremos por ese desierto, y encontraremos la felicidad.
- Sí, la encontraremos. Ahora abrázame, bésame y duerme conmigo, y cuando seamos separados por la realidad, recuerda que desde ahora seré tuya y tu mío, desde ahora solo estaremos nosotros y esos sentimientos y recuerdos malos los iremos reemplazando con recuerdos de nosotros, tú y yo. Incluso si la realidad nos separa, yo sé que podré volver más seguido a esta habitación y que tú podrás ir a buscarme al fin del mundo.
- Y más allá. Este era un cuarto triste, tan triste como un oso polar nadando en lo que antes era un glaciar, pero ahora, de a poco comienza a tener color. Por eso, la realidad que nos va a separar no será suficiente.
- Bésame. Te haré el amor para siempre.
skip to main |
skip to sidebar
"Éste es mi tiempo, un tiempo en el cúal, tú ya no existes." Hoshizora.
0 comentarios:
Publicar un comentario