lunes, 22 de julio de 2019

Voy subiendo la colina en el autobús, llegando por las aceras, por el último lugar, lleno de pasto y de árboles y una banca y tú y todo. ¿Qué podría esperar de encontrarte una vez más? Te he imaginado esperándome con tus manos en los bolsillos y soltando vapor por tus labios, mascando un chicle y con un cortavientos que llega hasta un poco más arriba de tu mentón y con un pelo con rulos moviéndose con el frío del invierno.
Me voy a la mierda cuando lloras, porque parece que una vez más te he perdido, y solo queda algo en la imaginación, los últimos lamentos de nuestro amor y vuelvo a estar drogado y teniendo delirios sobre ti, porque en mi cabeza siempre estuviste esperándome con una sonrisa que me hipnotizara una vez más.

Estoy feliz, estoy bien de que las cosas hayan sido de esta manera, así es más sencillo para ambos. Tú puedes vivir una buena vida y yo, tendré que conformarme con imaginarla durante noches con lunas oscuras y seguir con la mía, aunque nuestros caminos pudieron cruzarse, aunque pudimos haber hecho historia, no se pudo, casi, de seguro deben haber versiones de nosotros que las cosas le resultaron bien. Con eso me consuelo.
Y también te extraño, también me ha dolido y aunque antaño tiraba todo sobre ti ahora mismo creo saber que también te dolió pero que lo superaste, de que en noches cómo estas tú no piensas en mí, tú piensas tus objetivos, en tus luchas internas las cuales sé que no debieron de haber sido fáciles, pensarás en algún amor y también sé que posiblemente no pienses en mí en medio de una sonrisa, quizás cuando pasas por ese café aparezco en tu mente cómo tú lo haces en la mía o tal vez ya has reemplazado ese recuerdo tan efímero, una cita tan normal pero para mí es un lindo recuerdo, ya que fue una de las últimas veces que te vi.
Jamás pude entenderte y tú a mí tampoco aunque hubieron momentos en que nos acercábamos bastante, yo creo que de verdad te gusté así tanto como tú a mí, quizás de otra forma, fuiste una buena amiga y extraño un montón nuestras conversaciones en la madrugada o jugar algo.
Aunque nosotros siempre fuimos y vinimos, siempre nos alejamos y volvíamos a herirnos pero estábamos dispuesto a eso ambos. He dejado mi arrogancia, ya no puedo ni quiero tirar todo sobre ti, lo hice hasta el punto en que te harté, hasta un punto en el que dijiste basta y me sacaste de tu vida, hiciste lo necesario y yo siempre hablaba del final y ahora me muero por volver.
Solo me quedan estos recuerdos que los tenía encerrado, cegado a enfrentarlos y a decirles adiós, quizás eso es lo que más me frustra, no habernos despedido de una buena manera o ni si quiera eso; no haber encontrado una manera de ser amigos. Qué estúpido ha sido que he logrado entenderte más ahora que no estás conmigo a todo el tiempo que estuve a tu lado. Y ahora no hay vuelta atrás, ojalá algún día el destino sea caprichoso y nos reúna en el mismo café a conversar de nuestra vida, quizás nos crucemos en la calle y nos saludemos, con eso me sentiría feliz, saludarte y decirte que te deseo lo mejor del mundo porque te lo mereces y que brillas más que nadie, de que admiro eso de ti, de que hayas superado toda esa mierda que te acomplejaba, quizás tus luchas siguen pero también sé que las superarás porque eres fuerte. Quisiera un día poder enviarte todas estas buenas vibras que siento hacia ti, así quizás apaciguar todas esas malas volás que recibiste de mí.
Me cuesta no ser egoísta, antes deseaba y me preguntaba por qué sencillamente no te enamorabas de mí y yo de ti y todo se solucionaría pero las cosas no son así y porque soy tan pésimo amando que todas las personas que lo intentan terminan sólo siendo mis amigas, porque soy mucho mejor así.

Que cantamos bien borracho, que bailamos bien borrachos, nos besamos bien borrachos los dos.

0 comentarios:

Publicar un comentario