Todo acabó, todo el éxtasis se ha acabado, di mil vueltas pero volví al mismo sitio, intentando existir en paz. Es algo que necesitaba, y necesitaba saber lo que me jugaba, un mísero error y todo se habría acabado de verdad, digo, seriamente, en la vida real, no en mis delirios infernales. 
Pero el otro yo siempre está ayudándome cuando no recuerdo donde dejo una bolsa de droga. 

Imaginaba la decepción, estaba dispuesto a morir una vez más, sabiendo lo cruel que sería, lo malagradecido de mi parte, solo sigo demostrando de que sigo siendo el mismo ser decadente de siempre. 

Ahora que la adrenalina de la destrucción de mi realidad se empieza a calmar pero tiene ciertas repercusiones, también puede ser debido a mi pésima salud. Mis manos tiemblan, mis pensamiento estás dispersos, de nuevo me encuentro con estas voces, la personalidad que tuve que haber adoptado para salir de ese futuro negro, pero ahora que puedo ser alguien más ¿qué debo hacer?

Mañana será un nuevo día, sin poder moverme, esperando a la deriva, donde apuesto todo a mi suerte, espero lentamente la muerte de mi triste país sin paisaje, de que la laguna podrida y oscura revele sus más oscuros secretos. 

Solo puedo esperar a que las cosas pasen, a que la vida siga jugando conmigo, estoy enloqueciendo de a poco así que estos relatos son los últimos hilos de mi cordura. Hay un hoyo negro en el centro de mi alma que absorbe todo. No quiero ser decadente. Quiero mejorar, no quiero morir, quiero ver que mis amigos estén conmigo, quiero ayudar a mi familia. He dañado a demasiada gente para darme cuenta y aunque posiblemente jamás puedan perdonarme o yo mismo perdonarme, tan solo tengo que desaparecer y en eso siempre he sido bueno. 
Esta es la oportunidad de mi vida, aquí se define todo, todo está al límite, por eso es que esta depresión y ansiedad acechan contra mí.

Pero estas palabras son tan solo una mentira. Los seguiré decepcionando a todos, porque es más fácil eso...

¿Algún día seré mejor persona? ¿Algún día encontraré perdón?

Sniff

Nunca más. Ya lo has arruinado, he vuelto, y si te soy sincero, tengo el mismo miedo que tú, no puedo ayudarte. Ni si quiera puedo escribir, estoy en blanco, nublado.

Adiós. He muerto.