Ben había cogido una borrachera legendaria. Se despertó sin poder decir mucho mientras escuchaba los cuchicheos de su familia hablando mal de él.
Y no le importó, de hecho solo se preguntaba qué diablos había sucedido anoche.
Se veían unas diez botellas de cerveza, un vino espumado, un bong y los moledores de mota regados por la pieza. Ni si quiera recordaba si se había acostado, si había gritado, si de verdad había sido un show.
Allí fue cuando nuevamente razonó y se dijo a sí mismo de que esto no es lo que él quería, no era lo que tenía planeado para sus 23.
Pero también pensaba en que había fracasado en todo, en absolutamente todo. Era feo, era un vago, todos sus estudios los dejó a medias, no tenía trabajo y sufría de una depresión profunda que jamás lo dejaba ir, siempre estaban ocurriéndole cosas, y tenía una guerra liberada consigo mismo. Ben se odiaba, odiaba al Ben que era, también odiaba al Ben en quien quería convertirse, odiaba todo lo que respectaba con él. Sus momentos felices eran efímeros y la tristeza duraba tanto, siempre estancado en sus paredes sin ser capaz de moverse y cuando lo intentaba solo fracasaba y volvía a ocultarse en su habitación y su alcoholismo. Ben se transformaba con el copete y con drogas, sabía que era una ilusión pero en esos momentos se sentía bien, sentía que no le importaba nada, no tenía barreras, nada lo detenía pero hacía esas cosas mal. No podía decirle que no a un copete, ni a un buen amigo o amiga que lo necesitase, tanto así que dejaba de lado todo, su familia y lo que él quería.
Había mandado todo por la borda, se había emborrachado de nuevo y lo mucho que le costó avanzar lo rompió en una noche, la cual ahora es un recuerdo efímero porque tampoco recuerda mucho y debe enfrentar. Ahora todos sus amores pasados y fracasados le parecían tontos, le parecían tan mierdas, porque estaba tan enganchado a esa clase de memorias tan poco intensas, por qué se dejaba llevar tanto por sus emociones o por los demás.
Mientras ordenaba un poco las cosas seguía pensando en todo lo que se odiaba. El fracaso gigante que era, sólo sabía llorar y beber, no había nada bueno en él. Incluso en su círculo más cercano se sentía ajeno. Y ahora quería que alguien lo golpeara, que le gritaran, que le dijeran todo lo que ya sabía; que era una mierda, que era un vago y que de a poco está matando a todos a su alrededor.
Así que tomó la decisión de desterrar a ese Ben en quién se transformaba, escucharía sus pensamientos, haría lo que pensaba que sería mejor para él, buscaría un trabajo y se ducharía a diario, ordenaría su pieza, ya había dejado que el alcoholismo y las drogas lo consumieran durante suficiente tiempo. Y no es tan difícil, solo necesitaba una pega y unas lucas y ya no tenía excusas para no hacerlo.
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"Éste es mi tiempo, un tiempo en el cúal, tú ya no existes." Hoshizora.
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