jueves, 2 de marzo de 2023

III

 ¿Has escuchado el canto del Queltehue? 

He vuelto a la jaula. He vuelto herido, he vuelto perdido años, a mi padre y a mí mismo. 

Cargo muchos cadáveres de las guerras antiguas, de esos campos de batallas, de los campos elíseos donde está todo. Allí arriba en las nubes donde no sube nadie, donde falta el aire. Traigo materiales y recuerdos para comenzar a poner los barrotes de oro. 

Vengo a reclamar el trono y reinado que me pertenece por derecho. Todas estas tierras fértiles y trabajadas listas para unirnos para crear el imperio. No habrá duda en hacer retumbar los cimientos para avanzar hacia nuestra meta, ni habrá quejas ante el trabajo, antes los detalles. Ni el mismo infierno nos puede detener, acércate y peleen conmigo, junto a mí. Por los errores que cometí, nunca más, nunca pero nunca más. 

Yo me cago en todos los demás, desde las cordilleras brotan los nacimientos de donde bebemos el agua del saber, solo soy un recipiente de este conocimiento sagrado que solo se descubre ante lo puro y real. Nunca he sido especial, los pies en el suelo sabiendo que estuve a punto de morir para poderlo tener, para sentirme así. 
Más allá del tiempo, más allá de si me amas o no, más allá de tu trabajo y tus agobios, de las máscaras y los amaneceres eternos, ahí más en el fondo de este enorme muro que todos tienen, existe la voz y el camino interno y todos debemos recorrerlo para saber eso, eso que intuyes, eso que sabes pero no puedes ver, no puedes tocar, esos anhelos y la nube espesa. Eso que se escribió en el génesis. 

Estuve preso, aún lo estoy y tal vez nunca deje de estarlo. Pero le pegué el tirón al cable que tengo enchufado en la nuca, obtuve el poder y el conocimiento y he vuelto. De pie, siempre cabalgando hacia el futuro jinete, siempre sintiendo el viento y siempre recordando de la podredumbre desde donde vengo. Esto es para quién es puro, para quien entiende y siente lo que flota, lo que está ahí mirándonos de frente añorando por nuestro despertar, ese amor que te espera a lo lejos y se esconde entre los laberintos mentales. 

Todos podemos estar ahí, todos podemos encontrar el conocimiento y la luz que habita en tu ser más interno.

Saca el pecho por todo lo malo que has hecho porque la verdad es la verdad y desde ahí corta el árbol, espera a que renazca aún así muchos inviernos sucedan, y hay que regarla con cosas nuevas, frescas y buenas. Que nunca más tu malvada estirpe vuelva a tomar tus acciones, qué nunca más su espesa y sucia sangre se superponga a tu crianza. 

Amas, amas amar, esa intensidad, estamos forjados por el fuego mismo del existir, con el fuego de las estrellas y las supernovas, todo el universo reunido aquí en tu ser. Lo entiendo, entiendo cuando esa sensación parecida a la brisa del mar me ocurre. Ahora sé dejar ir lo que no puedo controlar, por eso tantos amores se fueron sin despedirse.

Por eso no te despidas esta vez, porque estamos cosidos a los mismos astros. Tu origen es un misterio y tus motivos también por eso quiero descubrirlos, recorriendo lentamente tus caminos y los míos, déjame entrar ahí dentro y yo te mostraré esto. 

Puedo sentir lo que sientes y si sientes lo que siento pararemos el tiempo. Así como estos once años de pestañeo donde desapareciste y volviste, ahora detengamos el tiempo y recuperemos estos recuerdos perdidos, estas memorias errantes y esa historia que tenemos detrás. 

Tú me haces sentir que vuelvo a ser un chiquillo otra vez. Cómo el de hace once años. 


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