sábado, 23 de junio de 2018

3

Hay una nueva sensación en mí, más bien, es la misma de siempre; la pesada melancolía.
Yo pocas veces hablo sobre mí con las personas que quiero, supongo que es algo retorcido porque no quiero causarles problemas, tienen sus propios problemas como para que yo vaya y les presente otro.

Esta semana ha sido mala, o bueno, desde que volví del sur ha sido así. Mi vida ha sido magnifica, posiblemente todos quieran tenerla, sin intenciones de ser arrogante una vez más. Y ya no la quiero, odio ser un vago, odio no estar estudiando, odio no tener trabajo, odio tener que pedirle plata a mis viejos y lo que más odio es tener tan mala suerte en el amor.

No quiero hablar de mucho. Ya fue. Estoy bien, estoy más grande, puedo soportar esto, esta melancolía ya no tiene la fuerza de antes o quizás sí, pero me he hecho más fuerte con todo. Algo bueno que puedo sacar de mí es eso pero por otra parte yo mismo me traiciono y me torturo. Ni si quiera puedo ser leal para conmigo mismo. En mis últimos pensamiento, quizás podría decir que es la última línea de lo que fue nuestra amistad, tan solo puedo desearte la mayor felicidad que puedas conseguir y que me quedo con los buenos momentos que pasamos tomando cervezas, hablando sobre cualquier cosa: sobre el espacio, sobre las flores, sobre la fotografía, sobre nuestras heridas. Adiós y no te preocupes por mí, nunca he sido demasiado bueno en los finales felices.

Vuelvo a mí, volvamos a pensar en nosotros. Yo creo que cada ser humano cumple sus etapas y que no tienen fecha establecida, cada etapa dura distintos periodos de tiempo. Yo ya cerré una y me da una alegría completa poder decirlo tan seguro; recuerdo las noches de penumbra, recuerdo los parajes en los que anduve, las cosas que pensé, las veces que estuve roto, las veces en que estuve realmente muerto por dentro y sin una pizca de esperanza. Tenía el pecho roto, me hice tanto daño a mí mismo. Engordé, dejé de jugar baloncesto, dejé de leer, de escribir y todo eso ha tenido repercusiones gigantes.

Quizás estos pensamiento son una locura.

Luego, cuando todo parecía perdido y debido a los juegos conocí a una persona que pudo tirar mi baja autoestima hacia arriba. Estaba loca y yo era un depresivo. No éramos compatibles pero ella hizo cosas importantes para mí, y aunque nunca hablo de ella, la recuerdo ocasionalmente. Lavaba mi ropa, venía todos los fines de semana desde el otro lado de la ciudad para estar conmigo, para hacer el amor conmigo. Hubieron miles de problemas, hiciste cosas horrendas y yo igual. Sin resentimientos ¿verdad?

Después creí conocer a mi segundo amor, sí, era tan bella, tan delicada, todo lo que había soñado estaba allí, durmiendo junto a mí, besando mis labios y acariciando mis heridas. Nada había cambiado, yo seguía siendo un depresivo y ella también lo era. Las memorias malas ya se han ido porque ya ha pasado un año y medio. La herida también sanó, los resentimientos se fueron y los buenos no los recuerdo tan a menudo, si tuviera que decirte algo sería que siempre supe que ibas a estar bien y aunque te odié porque me dejaste por otro, ahora mismo podría comprenderte. Aunque fueron por cortos cinco meses tú de alguna manera quisiste a la peor versión de mí y estoy seguro de que no fue nada fácil.

Y cuando terminamos fue cuando comencé a tener libertad, el alcohol me empezó a gustar más, probé la hierba y gracias a eso pude cambiar para positivo y cerré un ciclo a mis 20 años. El primero de muchos, supongo. Me puse a trabajar, planté, coseché, fumé, el año pasado fue sin dudas mi mejor año. Este año pensé que sería lo mismo, empecé con mi viaje al sur en el verano pero al volver me di cuenta de que no sería tan fácil. No tengo trabajo, no tengo dinero y solo he sido una carga para mi familia porque he seguido yendo a fiestas, tomando y fumando. Es mi etapa pero tengo claro que llega a su final dentro de poco, no sé cómo, lo he intentado y en cada entrevista de trabajo me va mal. Me va mal en el amor y si no tuviera la hermosa familia que tengo posiblemente me hubieran lanzado a la calle hace mucho.
Cuando terminé con mi segunda polola y comencé a llevar esta vida hubo un cambio gigante dentro de mí, de mis pensamientos, de mi manera de vivir y de pensar. Fue tanto, cambié tanto que dejé de reconocerme a mí mismo ¿qué fue lo que me hice durante estos 20 años? Si tan solo hubiera tenido mi madurez, la que poseo ahora y que tampoco es demasiada, todo hubiera sido sencillo. Mi vida estaba sellada desde que era muy pequeño y todas las veces me equivoqué y tomé el sendero más tormentoso. Vaya imbécil era. Desde entonces tengo una guerra entré él y yo. Y a veces no sé cual soy más, es difícil de decirlo. A veces siento que vuelvo a ser el mismo depresivo de antes y otras veces siento que soy el voladito de ahora.

Supongo que completaré la despedida hablando de ti, de mi primer amor, no tengo mucho que decir ya que durante todo este tiempo lo que más escribí fue para ella, sentí dolor, pena, culpa y todo lo negativo pero a tu lado aprendí a amar, que podía ser amado, que los inviernos pueden ser cálidos, que de verdad existen personas que ven más allá de tu físico, personas cómo tú que tienen la capacidad de ver el alma con tan solo una mirada. Qué increíble habilidad tienes, cariño. Y sé que vas a ser feliz, te convertiste en todo lo que siempre supe; una buena persona.

El yo del pasado va a morir, ya lo he estado matando de a poco. Sus memorias las dejé en el sur, su gran primer amor, la cual tanto odiabas, la cual tanto te hacía sufrir, por la cual te partiste en dos ahora mismo logré convertirla en mi amiga y tengo tantas memorias llenas de alegría con ella que posiblemente has de tenerme envidia. Ella es alguien a quien amo un montón pero de la manera en que debe ser debido a tus acciones, como una gran amiga.
Cuando encuentre trabajo, cuando todo mi esfuerzo valga la pena, todo esto va a cambiar. Me convertiré en alguien nuevo sin estas trabas, sin las heridas, sin el remordimiento ni el pasado. Estaré bien. Seré lo suficientemente bueno para cumplir mis sueños.

Aunque supongo que también he de dejar ciertas cosas buenas en el pasado, como el baloncesto. Me duele saber que ya no me atrae, ya no me motiva porque fue una parte demasiado importante para mí. Algo en qué me interesé realmente. También habrán historias que no seré capaz de completar nunca, de hecho, quizás jamás complete alguna. Tengo tantas ideas pero me cuesta demasiado escribirlas pero quiero ser optimista, quizás con el pasar del tiempo y con las nuevas vivencias pueda volver a escribir con las ganas y la pasión de antes.

Todas las heridas, todos los poemas, todos los escritos son una parte muy bella y fuerte de lo que significó mi niñez y adolescencia. Es historia, están aquí, yo las escribí, son mis sentimientos. Y se han quedado en un baúl de los recuerdos, vuelvo a hundirme en ellos de vez en cuando pero ahora puedo salir con tanta facilidad, puedo alejarme de cosas a las cuales estaba tan aferrado en el pasado que me sorprende, incluso me da algo de tristeza saber que posiblemente olvide todas estas cosas que eran tan importantes para mí. Este dolor demuestra que existí. Ahora mismo estoy sonriendo porque aunque me de tristeza dejar todo atrás, salir del hoyo, salir de la oscuridad, escapar de mis fantasmas era lo que más anhelaba.

Y este es mi tiempo, un tiempo en el cuál, tú ya no existes.

0 comentarios:

Publicar un comentario